LA SONRISA ETRUSCA
AMOR OTOÑAL Y TERNURA
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JULIETA SERRANO / HÉCTOR ALTERIO
FOTO: DAVID RUANO |
En la La sonrisa etrusca, novela de José Luis Sampedro, hay tres personajes que llenan sus paginas, dejando poco espacio para los demás. Uno, el campesino Salvatore, un viejo partisano al que sus colegas llamaban Bruno, que, en el tramo final de su vida, minado por un cáncer al que él llama Rusca, deja a regañadientes su Calabria natal y se instala en Milán, en la casa de su hijo, para recibir adecuada asistencia médica. Se trata de un hombre rudo, desconfiado, rencoroso, machista y cabal representante de un mundo periclitado, del que bien podría decirse, parodiando el título de una popular película española, que la ciudad no es para él. Otro personaje es Brunettino, su nieto, una criatura de apenas trece meses que irrumpe en su vida para convertirse, en su mente, en el destinatario ideal de unos valores que su hijo, devenido en urbanita, no ha heredado. Ese anciano, el cual reconoce que en su pueblo los hombres no tienen hijos, sino recién nacidos, pues una vez bautizados, desaparecen entre las mujeres y solo vuelven a contar cuando, crecidos, saben llevar el asno del ramal, se siente atraído por ese ser diminuto, algo inimaginable en él. Cautivado por los redondos ojos oscuros del pequeño y por su sonrisa pícara, se transforma, sin dejar de ser quien es y procurando ocultar su debilidad, en un individuo capaz de ser cariñoso. El tercer personaje es Hortensia, mujer madura y sabia que irrumpe en la vida de Salvatore cuando la ternura ha resquebrajado su pétreo carácter y se ha hecho vulnerable a las sensaciones olvidadas o nunca sentidas que rigen la vida de las parejas. El suyo es un amor tardío y discreto y, como tal, sereno.
Juan Pablo Heras, autor de la versión teatral, ha hecho un excelente trabajo, respetuoso con el original y enriquecido con algunas oportunas aportaciones elogiadas por Sampedro. A los habituales problemas inherentes a las adaptaciones de novelas al teatro, en esta ocasión bien resueltos, se suma uno de más difícil solución, cual es la existencia de un personaje fundamental que no puede tener presencia física en el escenario. La obligada ausencia de Brunettino, al que “vemos” en el relato original a través de la mirada del abuelo, le relega a la condición de personaje secundario, reducido a un envoltorio que va de mano en mano. Ello hace que el protagonismo se traslade a los otros dos personajes y que la obra se reduzca a la historia de un hermoso amor otoñal. En un reparto discreto, la elección para ambos papeles de dos actores con enorme tirón como son Héctor Alterio y Julieta Serrano, acentúa esta lectura. Ambos responden a las expectativas creadas, aunque tal vez la interpretación de Alterio se aparte de la idea de tozuda firmeza que sugiere el modelo original en beneficio de una temprana y tal vez excesiva humanidad. Da la sensación de que José Carlos Plaza, consciente de las dificultades de esta puesta en escena, ha optado por afrontarla con más profesionalidad que imaginación. Es excesivo el recurso a la voz en off de Alterio y el abuso de imágenes filmadas, que, en ocasiones, sirven para proyectar elementos escenográficos virtuales sobre un decorado base, común a los diversos espacios en los que transcurre la acción.
Título: La sonrisa etrusca
Autor: José Luis San Pedro
Versión Teatral: Juan Pablo Heras
Diseño de Escenografía: Francisco Leal
Diseño de Iluminación: Francisco Leal
Música Original: Mariano Díaz
Diseño Peluquería-Maquillaje: Juan Pedro Hernández
Realización Vestuario: Cornejo
Comunicación y Prensa: Publiescena-Nico Garcia
Diseño Grafico: David Sueiro
Fotografías: David Ruano
Visuales: Rocío Westendorp
Gerente: Paco Montes
Regidor: Leo Granulles
Técnico de Video: Alfredo Cañas
Técnico de Luces: Javier Pérez
Técnico de Sonido: Arsenio Fernández
Maquinista: Héctor Rodríguez
Sastra / Maquillaje: Karmele Azpiazu
Jefe Técnico: David P. Arnedo
Jefe de Producción: Raúl Fraile
Productor: Jesús Cimarro
GESTIÓN:
Director: Jesús Cimarro
Subdirectora: Kathleen Lopez Kilcoyne
Secretaría: Elena Gómez
Distribución: Lope García/ Rosa Sáinz-Pardo
Jefe de Producción: Raúl Fraile
Jefe Técnico: David P. Arnedo
Administración: Ángeles Lobo, José Luis Esteban, Susana García, Diana Moreno
Ayudante de Dirección: Leo Granulles
Intérpretes: Héctor Alterio (Bruno), Julieta Serrano (Hortensia), Nacho Castro (Renato), Olga Rodríguez (Andrea), Israel Frías (Bruno Joven), Carlos Martínez Abarca (Cantanotte, Enfermero), Cristina Arranz (Dunka), Sonia Gómez Silva (Simonetta).
Dirección: José Carlos Plaza
Estreno en Madrid: Teatro Bellas Artes, 10 – III - 2011
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JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
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Teatro Bellas Artes
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